Qosqo Capital Sagrada de los Inkas |
P'ISAQ
En la actualidad P'isaq constituye uno de los más importantes Parques Arqueológicos de la región; se encuentra a unos 30 Kms. al noreste de la ciudad del Qosqo. Es muy probable que su nombre derive de la palabra "p'isaqa" que denomina a una variedad de perdiz (Nothoprocta ornata) muy común en la zona; aún algunos aducen que la ciudad prehispánica tenía la forma de una perdiz que a su vez simbolizaba la fauna lugareña. Hoy, también se encuentra la población colonial de P'isaq en la parte baja del valle establecida como consecuencia de las célebres "Reducciones de Indios" a partir de 1572, por las que se debía reunir a los Quechuas en pequeñas poblaciones. La ciudad inkásica se encuentra en la parte alta de la montaña por encima de los andenes que se encuentran en muy buen estado de conservación; es ya clásico entre los Quechuas, que las zonas más fértiles debían ser reservadas para la agricultura sin ser desperdiciadas construyendo pueblos o ciudades de tal modo que la ciudad fue construida aprovechando la montaña rocosa y seca. Su ubicación además facilitó la protección del lugar ya que ésta fue una ciudad fortificada hecha en el camino hacia el Antisuyo (selva amazónica), de acuerdo a muchos fue establecida allí para poder proteger la gran capital de posibles ataques de la nación de los Antis (el nombre de la Cordillera de los "Andes" deriva de "Antis") que fueron sus más grandes y nunca sometidos enemigos. Hoy todavía es visible la muralla que protegió la zona más importante de la ciudad, además dentro del área protegida están las terrazas agrícolas más extensas que debieron proporcionar suficientes alimentos para sus habitantes en caso de sitios o guerras prolongadas; por su parte, existieron también acueductos que suministraban el líquido elemento para el desarrollo agrícola, todo parece indicar que para la subsistencia de sus habitantes el agua fue captada de la parte alta de la montaña y conducida a través de canales subterráneos.
Para llegar al grupo arqueológico a partir del pueblo colonial se tienen dos posibilidades: seguir a pie cogiendo la calle al costado occidental de la actual iglesia y ascender todas las andenerías y la montaña, en una caminata bastante dura por la altura e inclinación de la montaña y que requiere estar en muy buenas condiciones físicas; o coger un carro que debe seguir la carretera de 8 Kms. hacia el noreste del pueblo colonial para luego a partir del parqueadero seguir a pie la distancia de algo así como 1.5 Kms. hasta el sector del "Intiwatana". La segunda posibilidad es la más fácil y popular hoy en día, siendo su variante más interesante el llegar en carro hasta el sector denominado "Qanchisraqay" para empezar con la caminata, para lo cual es recomendable no sufrir de vértigo por lo escarpado del terreno.
Casi todos los nombres originales de los diversos sectores en P'isaq se han perdido, los que hoy se conocen han sido establecidos por la tradición, historiadores y arqueólogos; por lo que en muchos casos no representan su verdadera naturaleza o función. La razón por la que hay falta de información precisa sobre el lugar es que no existen documentos o crónicas que sirvan de testimonio fehaciente para su interpretación; mas, el nombre "P'isaq" sí es auténtico porque está consignado en algunas crónicas. Hoy la arqueología y la historia tratan de descifrar los misterios del lugar en base a excavaciones arqueológicas, por deducciones lógicas y estudios comparativos o por analogía con otros elementos conocidos; al existir una tipología arquitectónica inkásica hoy es posible establecer la función de la mayor parte de los edificios, pero existen muchos otros aspectos que quedarán como un eterno enigma.
"Qanchisraqay" ("qanchis": siete, "raqay": galpón) es uno de los barrios de P'isaq que se encuentra fuera de la ciudad fortificada a ½ Km. de la muralla; este sector también es conocido como "Kanturaqay" en relación al nombre de nuestra flor nacional (kantu). Se constituye de muchas construcciones con paredes de tipo "pirka", es decir hechas con piedras no labradas y con mortero de barro que originalmente tenían un estuco de arcilla. Aquí se encuentran algunas "kanchas", es decir departamentos o viviendas para la gente no noble que debió cultivar los andenes de la parte baja; se aprecian además restos de acueductos y fuentes que debieron suministrar el agua para la supervivencia de las gentes asentadas. Desde aquí se tiene una vista panorámica de las andenerías que al ser observadas de abajo parecieran ser estrechas pero estando en el lugar se descubre que son bastante amplias. Su ubicación al borde del precipicio es excepcional para la vigilancia y el control del movimiento de personas o viajeros que utilizaban el camino hacia la región de Paucartambo y el Antisuyo.
Siguiendo el camino hacia el oeste de Qanchisraqay se llega al cruce de caminos conocido como "Antachaka" ("anta": cobre, "chaka": puente) donde se encuentran algunas fuentes y el acueducto superficial para los andenes. Hacia el oeste, en la cara irregular casi vertical de la montaña se aprecian una especie de hoyos en gran cantidad: son las tumbas profanadas del más grande cementerio prehispánico en la región, hoy denominado "Tankanamarka" ("tankay": empujar, "marka": lugar; podría traducirse como "despeñadero") que de acuerdo a algunos cálculos debía contener unas 10,000 tumbas que en su mayor proporción han sido saqueadas. En la creencia Inkásica se aducía que una vez muertas las personas empezaban una nueva vida por lo que las momias de difuntos debían ser guardadas con todos sus enseres y alimentos necesarios. Al producirse la conquista los invasores sabían que en las tumbas Inkásicas era muy probable también encontrar joyas de piedras y metales preciosos por lo que empezaron con su diabólica profanación y saqueo de las tumbas de antiguos peruanos; es así como gran parte del cementerio encontrado en P'isaq contiene tumbas saqueadas, algunas momias aún están en el lugar pero no así sus joyas ni elementos utilitarios.
Continuando con la caminata se traspone la muralla parcialmente destruida y la puerta trapezoidal que aún conserva su dintel conocida como "Amarupunku" (amaru = serpiente, punku = puerta) y se llega al barrio de "K'alla Q'asa" (k'alla: seccionado, q'asa: abra) también denominado "Hanan P'isaq" (P'isaq de arriba o superior), contiene muchas construcciones de tipo "pirka" al borde de los precipicios, entre departamentos, depósitos, torreones y muchas escalinatas.
Siguiendo el camino luego del "Amarupunku" se traspone un túnel pequeño horadado aprovechando una falla natural, tiene una longitud de 16 m. y una altura irregular y baja por lo que una persona debe pasar agachada; cabe indicar que este no fue un camino principal sino uno accesorio dentro de la ciudad, que no puede ser comparado con el Camino Inka hacia Machupicchu que sí fue un "Inka Ñan" o "Camino Real" donde existen túneles que son mucho más cómodos de trasponer. Continuando por el camino accidentado con muchas escalinatas se llega al Sector Religioso de P'isaq, hoy denominado "Intiwatana" ("Inti" = sol, "watana" = amarradero).
"Intiwatana" es el barrio más importante en P'isaq, corresponde al núcleo ceremonial o complejo religioso de la ciudad que tiene las construcciones de mayor calidad con paramentos de tipo "sedimentario", es decir con piedras labradas y uniones pulidas que tienen la cara exterior de forma rectangular; su ubicación en la parte alta de la montaña es inmejorable y domina visualmente un gran territorio del valle. Este sector debió constituirse de templos diversos al igual que el Qorikancha del Qosqo, con adoratorios para diversas deidades; la falta de información precisa hace que hoy no se conozcan con exactitud los dioses adorados en cada uno de ellos. En la parte central del complejo se encuentra una construcción semicircular con una pared lateral recta cuya puerta principal da hacia el sur, por deducción y analogía con otras construcciones similares se establece que fue el "Templo del Sol" de P'isaq. En ambas paredes laterales de su entrada ascendente se encuentran cajuelas labradas en la roca que debieron tener la función de agarraderas a manera de un pasamanos y en medio del recinto se encuentra un altar tallado en la roca "in situ" con una protuberancia cónica trunca central que en el acerbo popular es conocida como "Intiwatana" es decir "Amarradero del Sol" (su nombre original debió ser "Saywa" o "Suqanqa") y debió tener la función de posibilitar la observación del movimiento solar con la ayuda de otros elementos y ángulos labrados en el templo que servían de "hitos" para estudiar las proyecciones de las sombras de esa pieza lítica. Actualmente ese "Intiwatana" tiene muestras de haber sido duramente golpeado aunque aún se puede advertir su forma original de cono trunco. El altar debió servir para llevar a cabo las diversas ceremonias en honor al Sol así como para poder sacrificar animales con fines adivinatorios.
Descendiendo las escaleras del Templo del Sol, más adelante hacia la derecha se encuentra otra labradura cónica trunca que debió ser utilizada en estrecha relación con el "Intiwatana"; y aún más abajo hacia la derecha se observa un altar pétreo tallado en la roca natural y un "signo escalonado" también esculpido en la roca que representaba las tres esferas del mundo religioso andino: el "Hanan Pacha", el "Kay Pacha" y el "Ukju Pacha" y que posiblemente también sirvió de elemento de apoyo para la observación solar.
En el complejo se encuentran muchos templos de planta rectangular de muy buena factura cuya función específica se desconoce, mas hoy la tradición popular está tratando de implantar nombres para los mismos, por supuesto sin ningún soporte documental o científico. Rompe con la armonía arquitectónica, una habitación pequeña ubicada en medio del sector hecha con paredes de tipo "pirka" que probablemente debió servir como aposento para el "tarpuntay" o sacerdote encargado de servir en los templos. En el área se encuentran de igual modo, algunos canales bastante bien labrados y restos de fuentes que por su calidad y ubicación debieron tener una función estrictamente religiosa ya que el agua fue una deidad especial entre los andinos que obligadamente debía tener canales, fuentes y reservorios para su culto; a unos 20 mts. delante de la puerta de ingreso del complejo se encuentra una fuente muy especial cuya base está debajo del nivel del piso y que sirvió como recipiente de agua, en ambos costados de su vertedero se observan dos talladuras que parecen ser agarraderas, por su disposición debió servir para llevar a cabo "baños ceremoniales" como una forma de purificar el cuerpo. Desde esta zona se tiene una visión parcial del encauzamiento original del Río Urubamba que discurre en línea recta unos 3.5 Kms.; es conocido que en el Inkario ese río estuvo totalmente encauzado a partir de P'isaq hasta más abajo de Ollantaytambo, cuya finalidad fue la de ganar campos de cultivo y proteger los mismos cubriendo unos 90 Kms. de longitud en el valle, hoy en muchos sectores aún es posible observar restos de las paredes laterales del canal de encauce.
Descendiendo por las escaleras hacia el este del sector del "Intiwatana" se llega al barrio de P'isaqa que tiene en su conjunto una forma más o menos semicircular respondiendo a la forma de la montaña, tiene algunos pocos muros con piedras labradas, algunos de tipo "pirka" y otros simplemente de adobes; aquí se encuentran algunas "kanchas" o departamentos bastante bien distribuidos. Desde el extremo sur de este barrio y en la cara de la montaña se aprecian algunas "pukaras" o torreones defensivos de forma circular y las "qolqas" de adobe o depósitos de bienes de subsistencia. En todo el complejo se observan andenes construidos hasta el borde de los precipicios que aún conservan sus acueductos rectos a veces verticales (el agua no discurre más) y sus escaleras voladizas hechas de piedras encajadas en la cara de los muros de contención y que comunicaban de andén a andén. Desde este barrio parte un camino hacia el sur que ofrece un panorama muy interesante para poder descender hasta el pueblo colonial de P'isaq, en su defecto se deberá coger el camino hacia el norte para llegar al parqueadero de carros.
Como ya se indicó con anterioridad, el actual pueblo de P'isaq en la parte baja del valle fue formado después de 1572 al establecerse las "Reducciones de Indios" por las que se debía obligar a los Quechuas a vivir en centros poblados. El pueblito se hizo a la usanza andina, con calles empedradas y estrechas, pero, se debió establecer una "Plaza de Armas" y una iglesia católica al estricto uso español. Hoy, en la plaza se observan dos longevos árboles de Pisonay o Ceibo (Erythrina falcata) que tienen flores rojizas comestibles, su fruto contiene sustancias alimenticias y su semilla alcaloides de acción curativa; de acuerdo a la tradición, Francisco Pizarro en su visita al lugar ató su caballo en uno de estos árboles por lo que deben tener unos 5 siglos de edad. En la plaza también hoy se observa un monumento esculpido en piedra a la memoria del Cacique de P'isaq don Bernardo Tambohuacso Pumayalli, quien en 1780 con el compromiso de muchos otros caciques y mestizos encabezó un movimiento independista contra la corona española, movimiento que fracasó por traición y posteriormente los líderes ejecutados en la Plaza Mayor del Qosqo. La iglesia que hoy se observa en el lugar es relativamente moderna ya que la colonial también de adobe fue demolida casi totalmente.
Es en la Plaza de Armas del pueblo donde cada domingo se lleva a cabo el célebre "mercado indígena" que atrae a cientos de campesinos de las comunidades cercanas que descienden de las montañas para llevar a cabo sus transacciones comerciales. Normalmente esos campesinos traen al mercado lo que ellos mismos producen, productos agrícolas que son vendidos o simplemente intercambiados o trocados con otros bienes manufacturados o ajenos a sus montañas que podrían ser velas, fósforos, vestimenta, sal, hojas de coca, frutas tropicales, etc. Llama la atención la colorida vestimenta típica de los comuneros que visitan el mercado; vestimenta que es de uso normal y no un disfraz ocasional. Muy fácilmente se pueden diferenciar los sombreros autóctonos que son casi siempre negros y planos que indican que sus portadoras casi no tienen influencia de la cultural occidental y sólo hablan Quechua, a diferencia de las mujeres que tienen sombreros de copa o "a la europea" de diversos colores que están occidentalizadas y posiblemente asistieron a la escuela y tienen cierto conocimiento del español y por ende son bilingües. No obstante, este mercado también se ha adaptado a las necesidades de los turistas, habiéndose creado un amplio sector ocupado por el mercado artesanal para turistas o de "souvenirs" donde se encuentran todos los artefactos existentes en cualquier mercado artesanal del Qosqo, con la peculiaridad de que muchos de los comerciantes son foráneos al lugar. Por lo tanto, hoy se pueden encontrar dos mercados en el mismo lugar: el "indígena" y el de turistas. En la actualidad se ha institucionalizado también el mercado de los jueves que es más escaso que el dominical; en términos generales este es un buen lugar para comprar objetos cerámicos que son fabricados localmente y tejidos con cierta antigüedad (15 ó 20 años). Por su parte, los domingos por la mañana a eso de las 11:00 a.m. en la iglesia del pueblo se lleva a cabo la misa católica para la población local a la que también asisten los "Varayoq" (que tiene vara) de las comunidades campesinas de la zona, es decir los alcaldes de las mismas; son denominados "Varayoq" porque portan una vara de autoridad fabricada de "chonta" (palmera de madera negra muy dura) con adornos de plata repujada. El ingreso de los alcaldes al pueblo es anunciado por sus asistentes quienes hacen sonar sus "pututos" que son una especie de trompetas heredadas del Inkario y hechas de caracoles marinos grandes (Strombus galeatus); lo peculiar de la misa es que por desconocimiento o poco dominio de la población autóctona y los alcaldes del idioma español, el sermón tendrá que ser dicho en lengua Quechua.
En la ciudad del Qosqo y los pueblos andinos como P'isaq, con frecuencia se encuentran "banderas" o palos que salen de las puertas con algunas bolsas plásticas rojas o flores multicolores en la punta que indican que en el lugar se vende "aqha" o "chicha", la cerveza de maíz que es suave en contenido alcohólico y un tanto pesada para el estómago occidental. Esa bebida constituye parte de la dieta diaria del andino desde tiempos inmemoriales, es popular entre las mujeres que tienen niños tiernos porque al beberla poseerán abundancia de leche materna; y también es popular entre los varones porque se tiene la creencia que el beber chicha previene de la prostatitis. En muchos lugares también se encontrarán palos similares con un cesto pequeño en la punta que indican que allí se vende pan o es una panadería; y si alguna vez se encontrase otro palo similar con hojas de plátano en la punta entonces se sabrá que allí se venden hojas de Coca. Ese es un sistema de avisaje que aún subsiste; hace unas décadas atrás fue mucho más popular porque la mayor proporción de nuestra población era analfabeta pero hoy se va extinguiendo paulatinamente como consecuencia de la educación que van adquiriendo las personas y la influencia de la radio y televisión. Esta misma influencia está conduciendo al abandono de ciertas costumbres "arcaicas y represivas" y tradiciones arraigadas a lo largo de siglos como los matrimonios arreglados y la práctica del "Sirvinakuy" el matrimonio de prueba heredado de nuestra cultura ancestral que según Alfonsina Barrionuevo en el Inkario debió ser "Warmichakuy" o tal vez "Tinkunakuspa". El "sirvinakuy" consistía en la unión temporal endogámica de un varón y una mujer, jóvenes en su mayoría de edad y de similar status social con la finalidad de poder conocerse hasta en los aspectos más íntimos y mínimos por un lapso aproximado de un año, al final del "sirvinakuy" si la pareja no se separaba se la consideraba unida firmemente, con obligaciones y derechos indiscutibles. Si en ese tiempo de prueba la relación fallaba y había un vástago, la mujer era devuelta a la casa de sus padres con su hijo; al decir de Barrionuevo "...No se trata, pues, de un simple concubinato sino de una institución que garantiza hijos y comprensión entre la pareja, dentro de un marco de respeto y de igualdad, que son ajenos al mestizo y al blanco".
Existe cierta controversia en cuanto a la conducta sexual de los jóvenes Andinos en el Perú prehispánico: la corriente más realista sostiene que en el Inkario los jóvenes quechuas tenían valores puritánicos por consiguiente una moral conservadora, exactamente como los actuales campesinos de los Andes; algunos autores sugieren que existía desorden y libertinaje. Para entender la primera corriente basta leer a Guaman Poma de Ayala que en la segunda mitad del siglo XVI escribió acerca de las Leyes y estatutos Inkásicos: "Las mujeres que son inmorales, aquellas que permiten ser seducidas y aquellas que se convierten en prostitutas deberán sufrir la pena de muerte siendo suspendidas de una roca de sus cabellos y sus manos y dejadas allí hasta perecer.
Un hombre que desflora a una virgen deberá recibir 500 azotes y deberá pasar por una tortura que consiste en dejar caer un peso considerable de una altura de unos 3 pies en la espalda del culpable. Es usual que la persona muera, pero hay algunos casos de sobrevivencia.
Un hombre que viola a una mujer deberá sufrir la pena de muerte. Si la mujer consiente una relación ilícita, ambos deberán ser suspendidos de sus cabellos hasta morir." Después en el mismo libro él asegura que bajo la ley colonial española que dejó a los Quechuas en la peor pobreza y miseria; las condiciones económicas empujaron a las personas a cambiar su forma de vida puritana. Por su parte, por la primera mitad del siglo XVII el sacerdote católico Bernabe Cobo escribió: "Porque ellos nunca conocieron el esplendor y belleza de la castidad, ellos nunca lo apreciarion; así, la virginidad de sus mujeres era muy ofensiva para ellos. Decían que aquellas que eran virgenes nunca habian sido amadas por nadie. En efecto, muy pocas permanecían vírgenes hasta el día de su matrimonio". El padre Cobo también escribió sobre el matrimonio de prueba y en su manera inquisitorial dice: "... cuando un indio escoge una mujer para su esposa, él no trata de conocer si ella tuvo una vida virtuosa o licenciosa porque entre ellos esta no es una razon que aumenta o resta su valor. La mayor consideración es cuanto de riqueza posee . Despues de esto él considera si es trabajadora y si le deleitará y servirá bien. Pero como esta segunda cuestión es difícil de determinar a no ser que sea a través de la experiencia directa, para comprobarlo él usualmente la toma como concubina primero, manteniendola en prueba por unos cuantos meses y a veces por años. El se casa con ella si le complace, sino la deja y selecciona a otra". El padre Cobo tiene muchos seguidores porque sus argumentos son más "exóticos" o propios de "sociedades bárbaras"; así por ejemplo, en 1967 B.C. Brundage usando bastante de su buena imaginación pero de un modo un tanto morboso escribio: "La castidad entre los Incas fue un estado en que ingresaba una muchacha solamente despues del matrimonio. Antes del matrimonio las aventuras amorosas parecen haber sido fáciles y numerosas para las hijas de los Incas, y no era incomún desde su niñez para las ñustas de la más alta alcurnia el acompañar los ejercitos del Inca en los que sus padres eran oficiales. En esas campañas extendidas las noches de luna fuera del círculo de las fogatas eran testigo de interminable canto baile y copulación."
Es innegable que el matrimonio de prueba, institución de derecho natural basado en un profundo respeto a sus reglas y garantizado por el control de los mayores fue modificado y degenerado en época colonial. Una consecuencia directa del abandono del "Sirvinakuy" serían el aumento en los índices de divorcio; fenomeno raro y muy criticado antes.
Seleccione Otro Capítulo: